Hoy la
palabra sabe a pan, a pan tierno y amoroso cocido en el horno de María la
Virgen Madre. Dios se compadece de nosotros cuando nos ve descarriados como
ovejas sin pastor y no envía a un pastor que nos guía con su palabra y no
alimenta con su propia carne, se deja comer, porque Dios envió a su Hijo al
mundo para que vivamos por él. Esto de dejarse
comer el pastor es muy sacerdotal pero desde el sacerdocio común también
podemos preguntarnos ¿me dejo yo comer por los demás? ¿Soy vida para los otros?
Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario