Obedecer, es una de esas palabras tabú de nuestra
época. El posmodernismo nos ha dejado como herencia un ideal de ser humano sin
maestros, sin padres, sin dios. El hombre se autorrealiza en la
autodeterminación más absoluta. Jesús nos revela al Padre y la relación con
este Dios es de hijos. Hijos que pueden, si quieren, estar siempre con su Padre
de modo que todo lo suyo es nuestro, pero hijos que viven en obediencia. No
borremos este matiz del guión. Y el Reino de Dios es la nueva fraternidad de
los hijos e hijas obedientes. Los hombres y mujeres que han encontrado la
verdadera libertad en hacer la voluntad de Dios. ¿Cómo me sienta esta
reflexión, cómo la digerimos? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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