La paz que trae este Niño es una oferta inaudita,
Dios ama sin condiciones, Dios ofrece su vida gratuitamente. En la Misa del
Gallo proclamábamos: “ha aparecido la
gracias de Dios que trae la salvación para todos los hombres”. Si Dios se
presenta ante la humanidad como niño indefenso para ser acogido, la paz es posible,
la victoria es suya.
Tengo muchas experiencias de la «gracia de Dios»,
pero Dios no deja de sorprenderme. En este Adviento he vuelto a sentir ese chispazo
en el alma que siente el que se atreve a amar como Dios, graciosamente. ¿Cuándo
ha sido la última vez que has sentido esto? Es maravilloso, es mucho más que la
solidaridad, es cualitativamente diferente. La solidaridad es humana, la
CARIDAD es divina. ¿Recuerdas el rostro del que se ha sentido amado
gratuitamente? Brillaba ¿verdad? Así debían brillar los rostros de los pastores
que fueron a ver al Niño.
Creemos y por eso esperamos en el amor. Y no en
cualquier amor. Seamos testigos en esta Navidad de este amor divino que no nace
de carne y sangre, y que apareció en la historia con el nacimiento de Jesús y
sigue transformando la tierra en cielo. ¡Felices Pascuas!. Para ver las lecturas pincha aquí.

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