Me ha llamado la atención esa expresión final de la
primera lectura: “el espíritu del Señor comenzó a agitarlo”. ¿Qué es ese
agitarlo? En otras traducciones dice «comenzó a manifestarse»; «comenzó a
actuar en él». En alguna ocasión he cantado: “Espíritu de Dios muévete en mí”
pero agitar es más que mover, es mover con ímpetu, hasta con violencia. ¿No necesitamos
profetas que estén agitados por el Espíritu Santo? ¿Hombres y mujeres de fe que
estén interiormente removidos por el Espíritu de Dios? Si que los necesitamos y
los tenemos, quizá no los encontremos donde nosotros nos movemos habitualmente,
suelen ser alternativos como Juan el Bautista. ¿Conoces alguno? Feliz día y
bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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