domingo, 11 de noviembre de 2012

SEMANA TRIGÉSIMO SEGUNDA TO CICLO B DOMINGO


Hace unas semanas se publicaba un estudio sobre el consumo de las familias. Resulta que los pensionistas son los que han aumentado en su nivel de consumo. Es un signo más de la crisis. Muchos jubilados, pensionistas y viudas están dando de comer con la harina de su cántaro y el aceite de su alcuza a los hijos y los nietos. Por eso no estamos colapsados con el nivel de parados que hay, porque hay mucha solidaridad en las familias porque las pensiones se estiran milagrosamente.

Jesús censura severamente a los que hacen de la religión un medio para  lucrarse. Lo mismo que se utiliza el matrimonio, la amistad y tantas cosas santas para sacar ganancia, podemos caer en la tentación de utilizar la fe como negocio. ¿No habéis sufrido cierto desencanto en los lugares de peregrinación con tanto negocio? Hasta en nuestro código civil hay una norma que impide que como última voluntad se nombre como heredero al sacerdote que asiste espiritualmente al moribundo. El miércoles colaboraba en un aula de radio con los jubilados que van a la universidad de los mayores. Les dábamos las gracias porque sin ellos la Iglesia, como tantas organizaciones, no funcionaría. ¿Qué sería de nosotros sin tantos voluntarios que se dan gratis? Yo que estoy liberado y cobro una nómina  ante la entrega de los seglares a veces siento pudor.

La viuda del evangelio lo dio todo, todo lo que tenía para vivir. Es una imagen, un icono de Jesús que entregó una vez para siempre por el perdón de los pecados. Jesús también lo dio todo (como los buenos deportistas al competir). En la Eucaristía realizamos el memorial de esa entrega total. Al celebrarla nos introducimos en esa dinámica de la religiosidad del don. Ante una ofrenda así nos preguntamos ¿Qué doy yo?  Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.  

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