A punto de empezar
el Adviento celebramos al Apóstol que según la tradición llevó la fe los
Balcanes y en concreto a la actual Rumanía.
Un amigo del Señor que confesó la fe con su propia vida. No solamente
creía en su corazón sino que profesaba con sus labios, que hablaba de Cristo. En
este “año de la fe” tenemos que confesar la fe y no estamos preparados para
hacerlo. En mis encuentros con padres y jóvenes los pongo en un ejercicio de
decir el Dios en el que creen y quien es Dios para ellos y los resultados son
bastante deficientes porque no saben expresar la fe, ni objetiva ni
personalmente. No digo yo que todo el mundo tiene que ser predicador pero sí
capaces de profesar la fe delante de los demás con sencillez y alegría. Feliz
día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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