Una vez un sacerdote me hizo caer en la cuenta de
que las bienaventuranzas no las dirige Jesús a la muchedumbre sino a los
discípulos. Es el comienzo del Sermón de la Montaña que es palabra para la vida
de los discípulos. Es una palabra para ser vivida en la comunidad cristiana.
Después de ser vivida se expande. Bernabé fue uno de aquellos discípulos que
emprendieron viajes arriesgados para predicar la buena noticia. Podemos
imaginarnos su ministerio llegando a una ciudad donde nunca se había oído
hablar de Jesús. ¡Qué intrépidos misioneros! ¿A quienes quiere el Espíritu
Santo que apartemos hoy y enviemos? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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