jueves, 21 de junio de 2012


En tiempos de Jesús los paganos rezaban con unas fórmulas exactas. Los romanos por ejemplo si se equivocaban en una palabra tenían que comenzar de nuevo porque la oración no producía el efecto deseado. Era una mentalidad supersticiosa o casi mágica. Jesús nos advierte no sólo ante esa actitud de fondo sino también en el corazón con el que oramos. De un corazón resentido no sale una oración que llegue al cielo.  A veces nos preguntamos por qué no vemos fruto a nuestra oración. ¿te has preguntado cómo andas de perdón? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario