domingo, 20 de mayo de 2012

SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN



Hace unos días  un amigo me decía que estaba muy contento porque le había tocado un viaje a México. Hoy nosotros celebramos que tenemos un billete para un viaje a la Gloria.  ¿No es para saltar de gozo? (literalmente).
Todos los textos eucológicos, es decir las oraciones, de esta solemnidad tratan de que seamos conscientes de que donde ha llagado  Cristo, la cabeza, también llegará la Iglesia que es su cuerpo. San Pablo ruega por nosotros para que el Señor Ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos “cuál es la esperanza a la que nos llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos”
Esta fiesta es una oportunidad para mirar al cielo y hasta embobarse un poquito. Estamos tan metidos de tejas abajo en tantas cosas, con tanta crisis que se nos olvida la perspectiva de la vida eterna. Es como vivir preparando un viaje. Yo estos días me preparo para irme al “Camino del Rocío”. Para ese camino hacen falta algunas cosas peculiares como la tienda de campaña y otras que no me harán falta y me las dejo. Si no tengo claro a donde voy puedo equivocarme en el equipaje y no ir bien preparado.  Vivimos demasiado instalados sin querer reconocer que somos peregrinos.
Esta fiesta nos ayuda a mirar al cielo con los pies en la tierra. No hay verdadera mística si ésta no se traduce en una experiencia transformadora para el que la vive y para los que están a su alrededor. Los que miramos a las nubes recibimos el Espíritu Santo y con Él realizamos los signos del Reino que Jesús ha prometido y que confirman nuestras palabras.  Y así construimos en la tierra la ciudad del cielo. El que en su interior deja que crezca el cielo (LA PAZ) a su alrededor crea cielo (buen rollo). Para ver las lecturas pincha aquí


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