Un día me decía una persona con lágrimas en los ojos que pena
que siempre triunfe el mal, los malos entendidos… ciertamente lobos feroces no
nos faltan nunca. Pero Jesús no deja de interceder por nosotros para que seamos
uno. Y su oración no es en vano, su sangre derramada derriba sin cesar muros y construye puentes.
No nos alejamos del mundo, nos guardamos de él sobre todo para que la corriente
de pesimismo que proclama “hay más
alegría en barrer para adentro” no nos arrastre. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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