Pedro y Juan vuelven a los suyos después de la
primera persecución. La Comunidad ora para pedir valentía, paro no arrugarse
ante el peligro. Tembló el lugar y el Espíritu se derramó de nuevo sobre ellos.
Fue un nuevo Pentecostés, puesto que el Espíritu actuó desde los cimientos,
desde los fundamentos de su misión. La Misión de la Iglesia es un renacer
continuo. “Ecclesia semper reformanda”.
Por eso sigue caminando después de casi veinte siglos. Ni estancamientos ni
rupturismos. El Espíritu la lleva a donde quiera con nosotros o a pesar
nuestro. Y sigue infundiendo valentía
para dar testimonio de Jesús resucitado. ¿Cómo andamos de valentía? Feliz día y
bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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