Durante la Cuaresma hemos llevado como hilo conductor y dinámica es ser
barro en manos del alfarero. El barro nos habla de nuestra realidad humana
frágil, vulnerable, y pecadora. Somos
así, somos de barro. La liturgia de este
domingo de palmas y olivos me habla de un Mesías que se hace barro, muy de
barro. En la segunda lectura se nos dice que tomó la condición de esclavo y se
rebajó hasta la muerte y muerte de cruz.
Hemos proclamado la Pasión de San Marcos. Este
Evangelio escrito para paganos fue compuesto para ayudar a los cristianos de aquella
época a no hacerse un Jesús deformado y falso, un Jesús sin cruz. El punto
culminante del Evangelio de San Marcos es el momento en el que el centurión, un
pagano romano, confiesa que Él es el Hijo de Dios y esa confesión se produce al
verlo morir. Jesús oraba en la cruz. San Marcos pone en sus labios el salmo que
hoy hemos rezado, el salmo 21. Un salmo
lleno de referencias a la cruz “taladran mis manos y mis pies, se reparten mis
vestidos…” Un salmo que expresa la oración de un hombre justo perseguido pero
lleno a la vez de esperanza en el Señor. Es impresionante la antífona que hemos cantado. «Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Este grito que no comprenden los
paganos, nos dice que Jesús, de barro muy de barro, experimentó la oscuridad de
la fe en la prueba del sufrimiento, la negrura, las tinieblas del pecado, la
lejanía de Dios.
¿Qué decimos nosotros mirando a la cruz? ¿Qué nos
dice el crucificado? ¿Qué vemos en él? El Señor nos espabila el oído y nos da
lengua de iniciado, es decir, quiere que estos días acudamos al Calvario como
aquellos paganos, sin prejuicios, sin ideas preconcebidas, que nos dejemos
sorprender por algo tan inaudito: «Un Dios hecho víctima del pecado de sus
criaturas».
Y pare terminar abrimos la Semana Santa con la perspectiva
de la victoria. «No quedaré defraudado»
dice la primera lectura; «lo levantó sobre todo y le concedió el nombre
sobre todo nombre» dice la segunda. La victoria es de la vida y del amor. Esta
Palabra es la que tenemos que decir al abatido. Esta Palabra nos dice el Señor
si estamos abatidos. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

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