domingo, 1 de abril de 2012

DOMINGO DE RAMOS



Durante la Cuaresma hemos  llevado como hilo conductor y dinámica es ser barro en manos del alfarero. El barro nos habla de nuestra realidad humana frágil, vulnerable, y pecadora.  Somos así, somos de barro.  La liturgia de este domingo de palmas y olivos me habla de un Mesías que se hace barro, muy de barro. En la segunda lectura se nos dice que tomó la condición de esclavo y se rebajó hasta la muerte y muerte de cruz.  

Hemos proclamado la Pasión de San Marcos. Este Evangelio escrito para paganos fue compuesto para ayudar a los cristianos de aquella época a no hacerse un Jesús deformado y falso, un Jesús sin cruz. El punto culminante del Evangelio de San Marcos es el momento en el que el centurión, un pagano romano, confiesa que Él es el Hijo de Dios y esa confesión se produce al verlo morir. Jesús oraba en la cruz. San Marcos pone en sus labios el salmo que hoy hemos rezado, el salmo 21.  Un salmo lleno de referencias a la cruz “taladran mis manos y mis pies, se reparten mis vestidos…” Un salmo que expresa la oración de un hombre justo perseguido pero lleno a la vez de esperanza en el Señor. Es  impresionante la antífona que hemos cantado. «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Este grito que no comprenden los paganos, nos dice que Jesús, de barro muy de barro, experimentó la oscuridad de la fe en la prueba del sufrimiento, la negrura, las tinieblas del pecado, la lejanía de Dios.

¿Qué decimos nosotros mirando a la cruz? ¿Qué nos dice el crucificado? ¿Qué vemos en él? El Señor nos espabila el oído y nos da lengua de iniciado, es decir, quiere que estos días acudamos al Calvario como aquellos paganos, sin prejuicios, sin ideas preconcebidas, que nos dejemos sorprender por algo tan inaudito: «Un Dios hecho víctima del pecado de sus criaturas».  

Y pare terminar abrimos la Semana Santa con la perspectiva de la victoria. «No quedaré defraudado»  dice la primera lectura; «lo levantó sobre todo y le concedió el nombre sobre todo nombre» dice la segunda. La victoria es de la vida y del amor. Esta Palabra es la que tenemos que decir al abatido. Esta Palabra nos dice el Señor si estamos abatidos. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí. 

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