“En nombre de mi Padre”. Jesús tiene una profunda
conciencia de enviado. No tiene un
proyecto propio, no busca su propia auto realización. Por eso no le importa no
recibir gloria de los hombres. No quiere ser un ídolo. Él quiere que sea
reconocida la Gloria del Padre. ¡Que libertad más grande! Cuando nosotros nos
dedicamos a darnos gloria unos a otros nos idolatramos. Cuando en vez de buscar
que los demás “vayan a Jesús” estamos
preocupados por ser escuchados y atendidos dejamos de actuar en su nombre. Es verdad
que todos necesitamos sentirnos apoyados
y queridos, pero no hasta el punto de
robar la Gloria a Dios. ¿Qué gloria busco yo? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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