Cuando voy a actuar en una celebración como
ministro del Señor, incluso en el confesionario saludo litúrgicamente: «El
Señor esté con vosotros» y oigo esta respuesta «y con tu espíritu». Esto lo
hacemos mecánicamente pero tiene un significado muy profundo. Cuando a un
hombre revestido le decimos «y con tu espíritu» estamos reconociendo que va a
actuar en nombre del Señor, no va a hacerlo con sus propias capacidades, con
sus propias fuerzas. El Espíritu Santo va a actuar en él para perdonar pecados,
proclamar el Evangelio, consagrar el pan y el vino, bautizar, ungir a los
enfermos… no actúa él, actúa Cristo. Esto no pudo pasar en Nazaret, entre los
suyos Jesús seguía siendo el carpintero. No podían aceptar que en él actuara el
Espíritu Santo. Hay que confiar, fiarse del ministerio eclesial. El ministro
también tienen que confiar y no pensar en sus “fuerzas” como David que quería
tenerlo todo bien atado. El ministro comprueba una y otra vez que lo que sucede
no se debe a sus capacidades. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario