domingo, 8 de enero de 2012

Fiesta del Bautismo del Señor


Acaba la vida oculta de Jesús. La mayor parte de su vida fue como la de los demás. Pasó por uno de tantos, trabajó, estudió, conoció a personas con las que creó lazos de amistad. Llega el momento de ponerse en medio. Jesús tuvo que discernir cómo iba a ser su presentación en sociedad. Tenía la opción de irse a Jerusalén y hacerlo solemnemente en el Templo para ser ungido por el Sumo Sacerdote. Pero no, este no era el estilo de Jesús. No fue en el Templo sino en el Jordán ante el profeta Juan. Y no sólo eso, Jesús quiere ser bautizado, quiere ser solidario, es decir, estar al lado, de los pecadores.  Se arrodilla ante el que dice que no es digno de desatar la correa de las sandalias.

Jesús habría leído mucho al Profeta Isaías y había llegado a la conclusión de que su estilo iba a ser el de Siervo. Estos días en las rebajas podemos ver como hay diferentes estilos de ropa que implican un estilo concreto de ser y de vivir. El hábito no hace al monje  pero el atuendo, sobre todo en los jóvenes, implica identificarse con unas ideas, unos roles, una forma de posicionarse en sociedad. ¿Es nuestro ser cristiano un atuendo que cuando no nos interesa nos lo quitamos? Jesús quiso identificarse con el Siervo de Isaías, que no vocea, no grita, no apaga el pábilo vacilante ni quiebra la caña cascada. Él quiere ser el Mesías  manso y humilde de corazón, no el violento, ni el recalcitrante, sí el que no da a nadie por perdido, el que viene a reconciliar.

La humanidad de Jesús fue ungida en su bautismo. Recibió todos los dones espirituales necesarios para su misión.  Y aún mas, el yo de Jesús, su “ego” fue perfectamente dispuesto para poner toda su persona al servicio del plan de Dios. Eso no quiere decir que no tuviera que luchar, fue tentado como todos nosotros, tentado de servirse en vez de servir. También nosotros estamos “untados” por el bautismo. El aceite es absorbido por la piel. ¿Hemos dejado que penetre en nosotros la unción bautismal o es una unción cosmética que sólo afecta a lo periférico de nuestra vida? ¿Dejamos que el Espíritu Santo nos configure con Cristo Siervo? 

Nos escandalizamos al enterarnos de  que los fondos de una fundación son utilizados para reformar un palacete. Es un ejemplo de la perversión de los medios de una fundación que deben tener una finalidad ajena al afán de lucro. Escucho frecuentemente conversaciones en las que se censura a los políticos como aquellos que solo quieren “untarse”. Pero no seamos hipócritas, en este estado del bienestar que se nos desmorona ¿Qué uso hacemos nosotros de los servicios públicos? Ya no hay servicio militar, que parece una tontería pero servía para crear conciencia de que hay que servir a la Patria que hay que arrimar el hombro. Hemos llegado a tener una ley de la dependencia para que a nadie le falte la ayuda necesaria, y es estupendo. Pero entonces ¿Quién sirve gratuitamente? Los cristianos tenemos la misión de rearmar la conciencia social de nuestro país recuperando el espíritu de servicio. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

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