El 18 de agosto leía la prensa en Madrid, según el periódico que cogieses decía que había pasado una cosa u otra en la Puerta del Sol el día anterior. ¿Quién mente? ¿Quién dice la verdad? Algunos periodistas dicen que en la información nunca hay objetividad. ¿No es posible la objetividad? En la primera lectura vemos a Pablo que con humildad reconoce la verdad de su vida. Dios sacó la viga de su ojo dejándolo ciego y enviándolo a un hermano. El domingo pasado me parece que no dije que antes de ir a corregir a un hermano conviene consultar con alguien discreto para comprobar si lo que nosotros vemos de pecado en él lo ven también los demás. No hay mejor manera de objetivar que confrontar la vida con un hermano. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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