Abraham no era miope espiritual, veía más allá. Poseía esa virtud de no quedarse en lo inmediato. A mí me pasa a veces eso y me desanimo al ver los proyectos pastorales que no salen, que van a trancas y barrancas. Abraham confió en las promesas de Dios y sin hijos creyó que sería padre de muchos pueblos. Y se alegró muchos siglos antes por el día de Jesús. Jesús tampoco era miope y veía más allá de la cruz, es la mirada del Tabor, la Transfiguración. Antes de entrar con Él en Jerusalén graduemos nuestra vista para no terminar como los discípulos de Emaús que sólo veían en él un profeta que realizaba grandes signos. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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