La Cuaresma es un combate espiritual. El combate espiritual que tiene lugar en la creación entera, tiene su versión personal en cada uno de nosotros. Cada vez que nos proponemos volver a Dios, renovar nuestro seguimiento de Jesucristo, el enemigo se pone en guardia y ataca con sus mejores armas que son la mentira y el desánimo. En la primera lectura vemos como el tentador miente al plantear a Eva ¿de ningún árbol…? Y sobre todo “no moriréis, seréis como dioses”. Si dedicamos más tiempo al silencio y a la oración, al desierto en definitiva, descubriremos voces interiores y si las discernimos nos sorprenderemos al descubrir que a veces tomamos por voz de la conciencia lo que no lo es. En las tentaciones de Jesús Satanás se atreve a citar la Escritura. Él se presenta a veces como Ángel de luz y nos confunde. Podemos llegar a justificar postura u opciones que tomamos en la vida incluso diciendo que es la voluntad de Dios.
Necesitamos desarrollar el discernimiento desde la Palabra de Dios como hace Jesús en el desierto. Si nuestra vida cristiana no se fundamenta en ella es muy probable que sucumbamos en la prueba. Hace unos días escuchaba como una familia decía que ya no creía en Dios después de lo que les había pasado (una enfermedad) “con lo que ellos frecuentan un Santuario Mariano”. En esas situaciones Satanás se ceba. La poca formación de estas personas es un obstáculo para reconocer que Dios no les ha “mandado” esa enfermedad. No son capaces de responder a la tentación con la Palabra, por ejemplo: “El Señor es mi pastor, nada me falta”. Para desarrollar este discernimiento no basta con la lectura piadosa de la Biblia. Hace falta además, que personalmente, o mejor en grupo, confrontemos la vida con la Palabra de Dios. La Revisión de vida es un método específico. VER – JUZGAR –ACTUAR. De la vida, lo que sucede a nuestro alrededor (VER) vamos a la Palabra (JUZGAR) y dejamos que ella juzgue la realidad, y nosotros volvemos a la vida con una pauta concreta a realizar (ACTUAR). Otro medio necesario es el acompañamiento espiritual. Si no confrontamos la vida con alguien que nos ayude a objetivar terminamos tomando decisiones desde el subjetivismo irracional.
Como cristianos no entendemos el combate espiritual como una pugna entre dos energías igualmente poderosas. Se trata de entidades personales Dios y Satanás. Y no son comparables ni mucho menos. El príncipe de este mundo ya ha sido vencido por el Nuevo Adán, Jesús que con su obediencia hasta la cruz lo ha dejado tocado. No hay comparación, como dice San Pablo entre el delito y la gracia. Es importante para nosotros que seamos conscientes de que tenemos las armas suficientes para vencer al mal que ya sólo puede dar los últimos coletazos. Durante esta primera semana de Cuaresma estemos muy atentos a las mociones interiores. Revisemos nuestras decisiones y proyectos. Hagamos discernimiento a la luz de la Palabra de Dios de lo que suceda a nuestro alrededor antes de actuar. Ahondemos en las raíces de las durezas de nuestro corazón. Y sobre todo dejemos hacer al Espíritu que es el que nos empuja al desierto. María la nueva Eva está en la brecha con nosotros. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

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