¿A quién obedezco yo? Aunque nos hemos fabricado un espejismo de libertad sin padres, maestros, es decir sin nadie a quien tenga que obedecer, al final terminamos obedeciendo a nuestros instintos más básicos, sometidos burdamente a nuestras pulsiones y eso nos parece que es libertad. Jesús se sometió hasta la muerte y muerte de cruz. Y por eso ahora todo le está sometido, hasta los espíritus inmundos le obedecen. ¿Doy yo al Hijo de Dios autoridad sobre mi vida? Feliz día y bendiciones. Para ver la lecturas pincha aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario