sábado, 4 de diciembre de 2010

Domingo 2º Adviento Ciclo C


En el Evangelio hoy no habla Jesús, se habla de él de su venida. No se oye la Palabra, se oye la voz que clama en el desierto: “preparad el camino al Señor”. Es la llamada a la conversión del Adviento. Este tiempo se nos pasa entre preparativos y símbolos, puentes, exámenes y campaña de aceituna por aquí. ¿ME he planteado algún aspecto de conversión para este Adviento?
En la segunda lectura encuentro una llamada muy de este tiempo. “Acogeos mutuamente como Cristo os acogió”. La acogida en la fe es fruto de la experiencia de ser acogido por Dios. Zaqueo tuvo esa experiencia y desde ese momento su casa se convirtió en la casa de los pobres. Vivimos bastante encerrados en las celdas de nuestra independencia que tanto valoramos. Entre cristianos muchos más, el Apóstol dice que estemos unánimes, con una sola alma, como en los Hechos de los Apóstoles se describe a la primera comunidad. ¿Somos capaces de cambiar un plan por los demás?
El profeta vuelve a describir los tiempos mesiánicos con signos sorprendentes. La semana pasada eran las lanzas convertidas en podaderas. Esta semana son los animales los que se relacionan sin violencia. Cuando veo un perro y un gato jugando suelo decir “los tiempos mesiánicos”. ¿Con quién me llevo como el perro y el gato? ¿Qué relación tiene que avanzar en el sentido mesiánico en este Adviento?
Jesús es el que nos bautiza con Espíritu Santo y fuego. El Papa en la Encíclica Spes Salvi habla del fuego purificador. En la Eucaristía de este domingo pasemos por el horno del Amor de Dios, como los mantecados de estas fechas, y dejemos que el fuego nos purifique y de todo lo que nos impide vivir una vida de acogida, sobre todo hacia los más débiles. Feliz fin de semana y bendiciones.

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