miércoles, 22 de diciembre de 2010

22 diciembre

En el Pueblo de Israel ser estéril era lo peor que le podía pasar a una mujer. La única utilidad social de las mismas era tener hijos y criarlos. En la Escritura encontramos casos como el de Ana o el de Sara en los que el Señor interviene dando hijos a la estéril. Es uno de los signos de la misericordia divina que recoge el salmo que hemos rezado. María en el Magníficat proclama que el Señor enaltece a los humillados, entre ellos las estériles. En una época en que se ha separado tan radicalmente la sexualidad de la procreación y que hay tantas parejas que no pueden concebir la palabra de hoy es un mensaje de esperanza. Feliz día y bendiciones.Para ver las lecturas.

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