sábado, 13 de noviembre de 2010

Domingo 33 TO C


Las trompetas del Juicio Final están sonando. El horno está encendido. Que poco nos gusta hablar de etas cosas. Predicar de esto que tanto se ha utilizado para infundir miedo. Al pensar en la homilía de hoy me he acordado de la Encíclica Spes Salvi del Papa, He releído algunos puntos, sobre todo los referentes al juicio. No me resisto a trascribiros estas líneas que me parecen una joya como todo lo que escribe el Santo Padre.
“Dios es justicia y crea justicia. Éste es nuestro consuelo y nuestra esperanza. Pero en su justicia está también la gracia. Esto lo descubrimos dirigiendo la mirada hacia el Cristo crucificado y resucitado. Ambas –justicia y gracia– han de ser vistas en su justa relación interior. La gracia no excluye la justicia. No convierte la injusticia en derecho. No es un cepillo que borra todo, de modo que cuanto se ha hecho en la tierra acabe por tener siempre igual valor. Contra este tipo de cielo y de gracia ha protestado con razón, por ejemplo, Dostoëvskij en su novela Los hermanos Karamazov. Al final los malvados, en el banquete eterno, no se sentarán indistintamente a la mesa junto a las víctimas, como si no hubiera pasado nada”
Yo no creo en un Dios justiciero, pero tampoco creo en un Dios injusto. El juicio es una verdad de fe que atestigua la Palabra de Dios y profesamos en el Credo “Y de nuevo vendrá con Gloria para juzgar a los vivos y a los muertos”. Como dice el Papa sin esperanza en la justicia divina no podemos construir la justicia en la tierra. Sin esa esperanza caemos en la depravación una y otra vez. O sin llegar a los pero nos quedamos de brazos cruzarnos como los tesalonicenses que con la escusa de la inminencia de la Parusía estaban entretenidos en no hacer nada.
El otro gran tema de este domingo es la persecución. El mundo que se opone a Dios, al Reino, no comprende a los que el Señor ha sacado del mundo y los odia. Siempre ha habido y habrá persecución. Es intrínseca a la realidad del cristianismo. “Ay de vosotros si todo el mundo habla bien de vosotros”. La cuestión es cómo responder a la persecución, a las provocaciones, los insultos, las faltas de respeto y ridiculizaciones… Dice el Señor que no preparemos nuestra defensa, que él nos da palabras de sabiduría a las que nadie podrá hacer frente ni contradecir.
Yo me pregunto ¿Qué les diría Jesús? ¿Cómo reaccionaría él? Es para hacer todo un estudio de Evangelio sobre este tema. Algunas claves pueden ser: mansedumbre, que es un acto libre de no responder con violencia. Tenacidad es decir propósito de permanecer en esa actitud convencido de que el triunfo es del no violento (no rendirse). Astucia, no se trata de dejar que se aprovechen de nosotros. Desapego, es decir, no debemos ofuscarnos personalmente, el atacado es el Señor, eso es lo que nos debe doler. Amor, responder siempre pensando en el otro, en su ceguera, en su cerrazón.
Hoy es el día de la Iglesia Diocesana, demos gracias por nuestra Iglesias, que caminan por lugares tan diferentes peor todas son la única Iglesia de Jesucristo. Pidamos al Señor que ponga sus palabras en nuestra boca. Feliz fin de semana y bendiciones.

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